El mes de febrero comenzaba con la fiesta de la Candelaria, las candelas o la Purificación de la Bienaventurada Virgen María. Parece que fue instituida por el papa Gelasio que trató de superponerla a la celebración de las Lupercalia en honor del dios Pan, momento en que se daban las lustraciones o purificaciones y se acostumbraba a dar vueltas a los templos en procesión llevando unas candelas. En Castilla y León, muchos pueblos (sobre todo aquellos que tenían una cofradía dedicada a honrar a la Virgen o aquellos que, teniendo una cofradía de Santa Agueda, unían ambas festividades) llevaban a cabo funciones especiales el día dos de febrero que solían consistir en una procesión por el interior de la iglesia y en el ofrecimiento al sacerdote o párroco en el altar de unas velas y una tarta; en alguna ocasión se soltaban palomas, recuerdo de las que presentó María en el templo para redimir a Jesús, como primogénito suyo, de la consagración al culto divino según lo exigía una antigua obligación.
Según la ley judaica todos los primogénitos debían ser consagrados al culto por mandato divino: "Habló Dios a Moisés y dijo: conságrame los primogénitos de Israel, tanto de los hombres como de los animales, puesto que son míos". Después que las labores de culto fueran encomendadas a la tribu de Leví, se legisló la exención de tal tributo a cambio del pago de cinco siclos que pasarían al tesoro del templo. De otro lado, las madres -aunque los padres pagasen esta cuota-, habían de ir a purificarse cuarenta días después del parto. Según su estado, podían designar a otra persona, para que hiciese la ofrenda en su nombre. María, no obstante, prefirió acudir ella misma, encargando a José que comprara un par de palomas a alguno de los mercaderes que tenían sus puestos en las proximidades del recinto sagrado (entre los ricos se solía presentar un cordero de un año, pero los pobres habían de contentarse con un par de tórtolas).
CREENCIAS
Entre los primeros cristianos fue una fiesta de gran solemnidad ésta de las Candelas. La fuerza del rito ha conservado la costumbre prácticamente intacta hasta nuestros días, en que -en muchos pueblos de Castilla y León- aún tiene lugar un acto durante la misa del dos de febrero. Al llegar el ofertorio, varias jóvenes -generalmente dos, que son mayordomas de la Virgen y que ese año cumplen la mayoría de edad-, se acercan al altar llevando dos palomas, una luz y una tarta. El sacerdote recibe las ofrendas, y, tras depositar la tarta en el altar mayor, coloca la luz entre las manos de la Virgen que está en andas, encendiendo con la llama de la candela todas las velas de la Corporación Municipal, sentada en las primeras filas. La fiesta de las candelas está situada precisamente en la fecha en que en la antigua Roma se celebraba una fiesta de la luz en recuerdo del rapto de Proserpina por Plutón. Antiguamente, las mujeres ponían a empollar los huevos de gallina ese día con la certeza de que todos salían y no se perdía ninguno.
EXPRESIONES
El día de las Candelas,
el día dos de febrero sale la princesa a misa, la gran reina de los cielos. Apártense los señores hagan campo para atrás que va la princesa a misa en su carro celestial. Ya se presenta en el templo la madre de los amores; viene a ofrecer a su hijo, el redentor de los hombres. A ofrecer sube María con su divino Jesús y de ofrecimiento lleva dos tórtolas y una luz. |
Las tórtolas son palomas
que por pobre le ofrecistes, que por ser madre de Dios un cordero no tuvistes. Humíllese el sacerdote, también se humilla María, al recibir esta tarta y esa candela encendida. Vuelve señora a tu trono donde estuvistes primero, mira que es mucho volar desde el altar a los cielos. Da salud al señor cura que tenemos en el pueblo y a los demás feligreses que también lo estamos viendo. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario