Nadie recibe la gracia sino por sus manos
Aislar a María del apostolado sería desconocer una de las partes esenciales del Plan Divino. San Agustín decía: «Todos los predestinados en este mundo son ocultados en el seno de la Santísima Virgen donde son cuidados, alimentados, mantenidos y desarrollados por esta buena Madre hasta que les da a la luz en la gloria después la muerte».
Desde la encarnación, concluye San Bernardino de Siena María adquirió un tipo de jurisdicción bajo toda misión temporal del Santo Espíritu, de modo que nadie recibe la gracia sino por sus manos.
Pero a su vez el verdadero devoto a María se vuelve muy poderoso en el Corazón de su Madre. Por lo tanto, qué apóstol podría dudar de la eficacia de su apostolado si, por la devoción, dispone de la Omnipotencia de María sobre la Sangre Redentora.
Dom J.B. Chautard
Extracto de El alma de todo apostolado. Edición: P. Téqui / Em. Vitte, 1920
Extracto de El alma de todo apostolado. Edición: P. Téqui / Em. Vitte, 1920
Para rechazar las tentaciones y poner de nuevo Dios en el centro de nuestra vida…
No tengamos miedo de afrontar también nosotros el combate contra el espíritu del mal: lo importante es que lo hagamos con Él, con Cristo, el Vencedor.
Y para quedarnos con Él dirijámonos a la Madre, María: invoquémosla con confianza filial en la hora de la prueba, y ella nos hará sentir la poderosa presencia de su Hijo divino, para rechazar las tentaciones con la Palabra de Cristo, y así volver a poner a Dios en el centro de nuestra vida.
Papa Benedicto XVI
Ángelus Domingo 17 de febrero de 2013
Ángelus Domingo 17 de febrero de 2013
« Después de este exilio, muéstranos a Jesús, el fruto bendito de tu vientre »
«¡Magníficat! » es el estribillo del testamento espiritual del cardenal argentino, Eduardo Francisco Pironio.
He aquí algunos fragmentos:
«¡Magníficat! Doy gracias al Señor que me ha hecho comprender el misterio de María en el misterio de Jesús y porque la Virgen ha estado presente en mi vida personal y en mi ministerio. Yo le debo todo. Yo confieso que es a ella a quien le debo la fecundidad de mi palabra. Las grandes fechas de mi vida, de cruz y de alegría, han sido siempre fechas marianas (...).
¡Cuándo nos reuniremos en la Casa del Padre! Yo les abrazo a todos y de todo corazón por la última vez en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, les deposito en el corazón de María, la Virgen pobre, contemplativa y fiel. ¡Ave María! Y le pido: « Después de este exilio, muéstranos a Jesús, el fruto bendito de tu vientre »
Cardenal Eduardo Francisco Pironio:
iniciador y organizador de las once primeras ediciones de las Jornadas mundiales de la juventud,
como presidente del Consejo pontifical para los laicos (de 1984 a 1996), junto al papa Juan Pablo II.
Roma, 23 julio 2013 (Zenit.org)
iniciador y organizador de las once primeras ediciones de las Jornadas mundiales de la juventud,
como presidente del Consejo pontifical para los laicos (de 1984 a 1996), junto al papa Juan Pablo II.
Roma, 23 julio 2013 (Zenit.org)
Ella era virgen no sólo del cuerpo sino también del espíritu
¿Hay alguien más noble que la madre de Dios? ¿Alguien más espléndido que ella que ha escogido el esplendor? ¿Alguien más casto que ella que ha engendrado sin ninguna huella del pecado?
¿Y qué diríamos de sus otras virtudes? Ella era virgen, no sólo de cuerpo sino también de alma, ella en quien nunca las artimañas del pecado alteraron su pureza: humilde de corazón, reflexiva en sus expresiones, prudente, parca de palabra, ávida de lectura, forjó su esperanza no en la incertidumbre de sus riquezas sino en la oración de los pobres, entregada al trabajo, reservada, asumió como juez de su alma no al hombre sino a Dios, sin herir jamás a nadie, atenta con los demás, llena de respeto por los ancianos, sin celos ante los de su edad, huía de la jactancia, oía a la razón, amaba la virtud.
San Ambrosio (339-397)
Fragmento: De Virginibus,
dedicado en 377 a su hermana religiosa Marcelina, en Roma. PL., 16, col. 209 y siguientes.
Fragmento: De Virginibus,
dedicado en 377 a su hermana religiosa Marcelina, en Roma. PL., 16, col. 209 y siguientes.
Las minorías salvan al mundo y lo virginizan.
Oh María, que como protectora del amor, desde el primer instante, erigiste la virginidad en fortaleza contra el adversario para quien el cuerpo es carne de cañón (...).
Tú María, que no conociste el ego sensual, ni los laberintos falsos de la imaginación, ni la anarquía de las pasiones, tú para quien la virginidad fue una primicia natural, haznos querer lo mejor de cuanto la sociedad condena con todas sus fuerzas. Vamos a salir triunfantes, sin duda. Son siempre las minorías las que salvan al mundo y lo virginizan.
Michel – Marie Zanotti-Sorkine,
in Marie mon secret, Conversation avec la Vierge, p. 47,
Editions Liamar-International Publishing Group, Monte Carlo 2012
in Marie mon secret, Conversation avec la Vierge, p. 47,
Editions Liamar-International Publishing Group, Monte Carlo 2012
María, ama del combate espiritual.
A veces en la vida vivimos momentos de dolor, de dificultades, de combates, de cansancio y de disgustos, pero siempre hay que tratar de combatirlos con la ayuda de Jesús.
Con el fervor de hijos de Dios, debemos suplicar a la Santa Virgen que nos muestre a Jesús, y pedirle también la fuerza para luchar hasta el final.
Debemos tener fuerza, pues desde el bautismo hasta la muerte, hay siempre lucha. Cuando estamos pequeños tenemos penas de niños, pero a medida que avanzamos en la vida espiritual, nos percatamos que es cada vez más difícil.
Madre María de la Cruz (María Nault) 1901-1999,
Textos escogidos, tomo 5:
Vivir con María el combate espiritual, Entrevistas espirituales B 10 b.
Textos escogidos, tomo 5:
Vivir con María el combate espiritual, Entrevistas espirituales B 10 b.
La melodía de los predestinados, el cántico del Nuevo Testamento…
El Ave María dicha con devoción y modestia, es, según los santos, enemiga del demonio, lo hace huir, es el martillo que lo aplasta, santificación del alma, alegría de los ángeles, melodía de los predestinados, cántico del Nuevo Testamento, placer de María y gloria de la Santísima Trinidad.
El Ave María es rocío celestial, da fecundidad al alma, es un beso casto y amoroso que le damos a María, es una rosa bermellón que le ofrecemos.
Es una perla preciosa, es una copa de ambrosía y de néctar divino que le entregamos. Todas estas comparaciones las hecho los santos.
San Luis Grignion de Montfort.
Tratado de la verdadera devoción, § 253
Tratado de la verdadera devoción, § 253
Hermanos de la Reina inmaculada, a pesar de nuestra naturaleza caída e inferior a la de los ángeles
María es una criatura santa, maravillosa, sublime por excelencia, criatura por sobre todas las criaturas, por el hecho de su maternidad divina y única.
Pero al mismo tiempo, Ella es, por su naturaleza, nuestro corazón, y por consecuencia absoluta nuestra, según la carne y la sangre. Los cielos se inclinan, reverencian, admiran alaban por sobre toda criatura angélica, a esta nazarena, criatura de nuestra misma raza, mujer por la misma líneas que nuestras madres de la tierra.
De ahí viene que, en la Corte celestial, rodeada como Ella lo está por los coros angélicos, gocemos, nosotros sus hermanos, los hombres, de privilegios y predilecciones que nadie disputará jamás a los hermanos de la Reina Inmaculada, a pesar de nuestra naturaleza caída e inferior a los de los ángeles.
Padre Mateo -
En Jesús, Rey de amor,
Ediciones Téqui, Paris 1980, p. 399-400
En Jesús, Rey de amor,
Ediciones Téqui, Paris 1980, p. 399-400
El sentido de la consagración a María
El Reino que es comparable a tantas realidades de nuestro mundo, encuentra su perfecta realización en el corazón Santo e Inmaculado de María. Se encuentra en perfecta armonía con el Amor divino, es de verdad la perfección del Reino de Dios.
Este Reino es comparable al tesoro, a la perla.
al tesoro: nada es más precioso que el corazón de María en las criaturas, nada tiene más valor. El hombre lo descubre como un regalo de Dios.
a la perla buscada: María es la maravilla de las maravillas que puede orientar toda una vida. Al descubrir a María, como la maravilla mayor de Dios, es al mismo Jesús que encontramos.
En ambos casos, le damos todo: este es el sentido de la consagración a María.
Padre Guy Frénod, monje benedictino
Extracto Homilía 17° D. O. A
Extracto Homilía 17° D. O. A
Marco Antonio Guzmán Neyra | Facebook
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